¡ADIÓS PAÑAL!
CÓMO "DEJAR EL PAÑAL" SEGÚN LA FILOSOFÍA MONTESSORI
"No me sigan a mi, sigan al niño", María Montessori

CONTROL DE ESFÍNTERES Y LA PEDAGOGÍA MONTESSORI

Tal y como ya sabemos los principios de la Pedagogía Montessori giran entorno a respetar el ritmo y las necesidades del niño en cada momento. Teniendo en cuenta este aspecto, podemos considerar que la etapa que conocemos como “quitar el pañal” es más bien la etapa en que “el niño deja el pañal”. Y es que el pañal no debe ser quitado de manera forzada; en realidad será el niño quien (cuando esté preparado y se sienta seguro) decidirá “dejarlo” con naturalidad y no utilizarlo más. Esto, no sucede de un día para otro, sino que va sucediendo de forma progresiva; tan sólo será necesaria la observación para que nosotros como adultos seamos capaces de percatarnos de cuándo ha llegado el momento.


El control de esfínteres se trata de un proceso complejo, en el que influyen distintos factores madurativos a nivel fisiológico, neurológico y emocional. Marca un gran paso en el desarrollo del niño, puesto que es una conquista más en el camino a su independencia.


Los niños a lo largo de su infancia pasan por distintos momentos madurativos concretos que se conocen como “periodos sensibles” según María Montessori. Se trata de estados transitorios (pasajeros) en los cuales se sienten atraídos por el desarrollo de una habilidad en concreto; cuando un niño se encuentra en un determinado periodo sensible, está más receptivo para adquirir destrezas relacionadas con ese periodo.


Nuestra tarea principal como adultos-guías es observarlos para poder detectar en qué periodo sensible se encuentran y aprovechar esa ventana de oportunidad en que el interés del niño facilitará el aprendizaje de dichas habilidades. Una vez haya pasado ese periodo sensible, tratar de “enseñar” al niño ciertas capacidades puede resultar mucho más costoso.

¿A QUÉ EDAD SE SUELE DEJAR EL PAÑAL?

Parece que el periodo sensible relacionado con el control de esfínteres suele aparecer alrededor de los 15-18 meses. No significa que a esa edad estén preparados para “dejar el pañal”, puesto que siguen siendo muy dependientes del adulto y normalmente no tienen suficiente control sobre su higiene, pero sí se puede iniciar el acompañamiento y la preparación para llegado el momento.


No hay una edad estipulada ya que como decimos depende del nivel madurativo del niño; cada uno de ellos tiene un ritmo evolutivo distinto por lo que lo primero que debemos hacer es “evitar caer en el error de las comparaciones”.


Aún así, a modo general podemos tomar como referencia lo siguiente, pero no olvidemos que NO HAY EDAD CONCRETA y que dependerá de la evolución de cada uno de ellos.

Entre los 12 y 15 meses hay niños que empiezan a identificar cuándo se han hecho pipí o caca.

Entre los 15 y los 18 meses hay algunos niños que están suficiente maduros y consiguen dejar el pañal o iniciar el proceso.

Entre los 18 y los 36 meses es el rango de edad en que mayoritariamente los niños suelen estar preparados (especialmente entre los dos años y medio o tres años).

Debemos tener claro que TODO ENTRA DENTRO DE LO NORMAL.

Es importante tener presente que el proceso de “dejar el pañal” debe convertirse en un motivo de orgullo y satisfacción para el niño, no en todo lo contrario.

¿CÓMO SABER SI NUESTRO/A HIJO/A ESTÁ PREPARADO/A?

MADUREZ FÍSICA

Destreza para subirse y bajarse los pantalones

Pañal seco durante periodos «largos» de tiempo

MADUREZ INTELECTUAL

Indica cuándo está mojado y le molesta el pañal sucio

Avisa que tiene «pipí» o «caca» aunque aún no lo haya hecho

Reconoce cuando está haciendo «pipí» o «caca» aunque todavía no controle y no llegue a tiempo

Conoce las palabras «pipí», «caca», «orinal», «baño»… así como para qué sirven

Intenta comunicarse para avisar que quiere ir al baño

Sigue instrucciones (sencillas)

Conciencia sensorial

MADUREZ PSICOLÓGICA

Tiene interés por utilizar el baño

Intenta imitar cómo hacen sus necesidades sus papás o hermanos

Muestra intención de ir al baño cuando siente que tiene ganas aunque lleve el pañal puesto

¿QUÉ DEBEMOS TENER EN CUENTA?

No premios – No castigos: Se trata de un proceso natural que forma parte del desarrollo infantil, por lo que no se trata de una competición ni de un reto. No se le castiga por tener un “escape” o “no llegar a tiempo”, porque lo que conseguiremos es presionarle y hacerle sentir mal de manera innecesaria; las “fugas” o “retrocesos” forman parte del proceso.

Así mismo, no debemos premiarle con regalos por conseguir avances que sí, para ellos son grandes logros y así se lo debemos hacer sentir, pero motivándoles desde lo emocionales, no desde lo material.

Evitemos las comparaciones: cada niño es único y especial, y como seres únicos cada uno de ellos tiene un desarrollo evolutivo distinto.

El verano no es el mejor momento para dejar el pañal. No se trata de estaciones, sino de emociones. El hecho de llevar menos ropa puede facilitar el éxito en el proceso, pero no debe ser la causa de iniciarlo. El mejor momento es en el que el niño está preparado.

Evitemos imponer nuestros deseos a los del niño: puede provocar en él sentimientos negativos incluido el rechazo.

Tener claro que no hay una edad concreta para realzar el proceso (no es ni pronto ni tarde, buscamos el momento en que nuestro/a hijo/a se sienta seguro/a).

NO se aprende a “dejar el pañal”, sino que se adquiere, cuando el niño tiene la madurez suficiente. El control lo va adquiriendo el niño de manera progresiva, natural.

De noche el control de esfínteres normalmente se produce un poco más tarde. Sin prisas, poco a poco. Si vemos que durante varias noches el pañal está seco, le preguntaremos si le gustaría dormir sin él. Importante hacerle partícipe en todo momento.

Evitar el famoso “no hay vuelta atrás”. Si comenzamos con el proceso y nos damos cuenta de que el niño no está preparado para según qué aspectos, no pasa nada, es cuestión de tiempo. NO forzar.

No obligar al niño a sentarse en el wáter, no encontrará sentido a estar un rato sentado si no tiene ganas de hacer pipí o caca.

No olvidemos que debemos seguir al niño.

CÓMO ACOMPAÑAR A NUESTROS HIJOS DESDE UNA PERSPECTIVA RESPETUOSA

Proporcionarle un AMBIENTE PREPARADO

Crear un ambiente con todo lo necesario y en el que el niño se sienta seguro facilitará el proceso. Pondremos a su disposición papel del wáter junto a un orinal o un adaptador para el wáter junto con un escalón antideslizante que le permita subir sin ayuda. Hay niños que se sienten más cómodos en el orinal, y otros a los que les gusta más la idea de utilizar el wáter de “mayores”.


Además, habilitaremos una zona de aseo para él donde podrá lavarse las manos así como secarse (misma zona habilitada que puede utilizar para lavarse los dientes). En caso de no disponer de espacio suficiente podemos utilizar una torre de aprendizaje o taburete para que llegue de manera autónoma o incluso utilizar el bidet.


Dejarle una cesta con cuentos que traten sobre este proceso (podemos contárselos nosotros mientras los acompañamos) puede ayudar al niño a comprenderlo y normalizarlo.

Ropa cómoda, fácil de quitar y poner: evitar bodys, petos, vaqueros; se recomienda utilizar pantalones de goma que puedan bajarlos ellos solitos.

Habilitar una zona de aseo cercana siempre que sea posible.

Acompañarle, respetarle, y aceptar que se trata de una cuestión de tiempo. Será esencial analizar qué actitud tenemos al respecto, asimilar que no debemos forzar y que puede que se dé el caso de que estuviésemos equivocados y nuestro/a todavía no esté preparado/a, y NO PASA NADA.

Involucrarlo en los momentos en que nosotros vamos al baño (aunque seguramente ya nos haya acompañado en algún que otro momento).

Hacerle sentir capaz y hábil: de este modo tendrá mayor confianza en sí mismo, mayor autoestima y. se sentirá seguro de poder conseguirlo.

Implicarlo en la toma de decisiones relacionadas con este proceso: que te acompañe a hacer la compra y sea él/ella quien elija el papel higiénico (que te ayude a colocarlo en casa), elección de su ropa interior (le motivará)…

Centrarnos en los logros: olvidarnos de los “retrocesos” y enfatizar en los avances.

Entender los errores como algo natural.

Lenguaje claro y positivo.

Hacer ese momento como algo divertido.

EJEMPLOS DE FRASES MOTIVADORAS

ENSÉÑALE EL AMBIENTE PREPARADO

«Mira, esto es un orinal, y aquí al lado tenemos toallitas».

INVOLUCRARLO

«Voy al baño, ¿te gustaría acompañarme?».

ACOMPÁÑALE

«¿Estás bien? Pareces incómodo. Si estás mojado podemos ir a cambiarnos».

FOMENTA

«Mira, aquí tenemos el libro de <<¡ADIÓS PAÑAL!>>, ¿te apetece que lo leamos?».

RECONOCE

«¿Cómo te sientes con lo que estás aprendiendo? ¡Ya te vistes sola!»

«He visto que has podido hacer caca. Te sientes mejor, ¿verdad?».

"El interés del niño se dirige hacia un esfuerzo adecuado a su gran poder intelectual y a la dignidad de su persona", María Montessori.