La palabra “disciplina” puede dar lugar a confusiones, entendiendo erróneamente que este programa tiene como base el “castigo”, mientras que la realidad es todo lo contrario. Del mismo modo, tampoco es sinónimo de “permisividad” / “dar total libertad” y os explicamos por qué.
Se define como “estilo educativo” al conjunto de actitudes, conductas y creencias empleadas por los adultos en el proceso educativo, con el objetivo de enseñar a los niños y acompañarlos en su desarrollo. La “disciplina positiva” más que un estilo educativo es una forma de criar a los niños que pone énfasis en una crianza afectuosa con apego.
Nace del trabajo de Alfred Adler (psiquiatra austríaco de principios del siglo XX) quien defendía el deseo del ser humano por formar parte de un grupo, su sentido de pertenencia a una comunidad así como el hecho de que todos somos iguales (niños y adultos) merecedores de dignidad y respeto. Pensaba que el autoritarismo y el castigo rompían la atmósfera de conexión necesaria para que los niños sientan interés por mejorar sus conductas. Según Adler además, los niños necesitaban cierto equilibrio entre orden y libertad.
Más tarde, su discípulo Rudolph Dreikurs llevó a la práctica distintas teorías convirtiéndose en el defensor de un método cuyas herramientas ayudasen a padres y educadores en la práctica educativa. No fue hasta décadas después cuando las psicólogas Jane Nelsen y Lynn Lott desarrollaron este programa conocido como “disciplina positiva” basándose en los resultados de todos los estudios realizados.
Fundadoras de un método alternativo al tradicional cuyo fin es enseñarnos a construir una relación fuerte que proporcione a los niños seguridad y confianza en sí mismos. Por consiguiente, a mayor seguridad, mayor autoestima. Educar en positivo favorecerá el desarrollo de su autonomía tanto emocional (capacidad de tomar buenas decisiones) como intelectual (siendo capaces de resolver sus propios problemas).
Es un modo de educar desde el amor, el respeto, la comprensión y la empatía. Educar apoyándonos en la afectividad.