LA CRISIS DE LOS DOS AÑOS

¿QUÉ ES LA CRISIS DE LOS DOS AÑOS? ¿A QUÉ SE DEBE?

Desde la infancia y hasta la adolescencia, los niños pasan por distintas crisis madurativas; crisis que (aunque a veces no lo parezca), son esenciales para el desarrollo de su carácter y personalidad.

Una de las primeras crisis madurativas que aparece en los niños es la “CRISIS DE LOS 2 AÑOS”, conocida también cariñosamente como la “pequeña adolescencia”.

Durante los dos primeros años de vida los niños experimentan grandes cambios que suponen un aprendizaje inmenso en su desarrollo que los lleva a alcanzar poco a poco la conquista de su independencia. A lo largo de esta etapa aprenden a caminar, a comer “solos”, a emitir sonidos (e incluso a hablar en algunos de los casos); pero por encima de todo aprenden a reconocerse a sí mismos y a tomar conciencia del “yo”.

Es alrededor de los dos años en que aparecen las “crisis de oposición”: el niño trata de reivindicarse de algún modo mostrándose en la mayoría de los momentos insistente ante cualquier cuestión, o lo que es lo mismo “mamá/papá quiero hacer las cosas a mi modo”.

Sus capacidades motrices van creciendo de forma progresiva al mismo tiempo que la curiosidad por conocer su entorno y el mundo que le rodea. Cobra importancia la necesidad que sienten los niños en esta etapa de adquirir independencia y autonomía, lo cual los lleva a manipular cualquier objeto que se encuentran en su camino. Este aspecto es el que a los adultos a veces nos cuesta aceptar y terminamos por “prohibirles” demasiado. Al fin y al cabo, pese a que para nosotros no sea fácil, el hecho de que quieran hacer las cosas “ellos solos” o de forma más autónoma y no tan dependiente, les permitirá conocer hasta dónde llegan tanto sus límites como sus posibilidades.

Las rabietas son su modo de expresar su desacuerdo ante cierta cuestión, puesto que en la mayoría de los casos todavía no hablan y por tanto no son capaces de expresarlo con palabras.

Nuestro papel será fundamental para educarles de la forma más equilibrada posible, siendo permisivos pero firmes al mismo tiempo.

¿CÓMO SABER SI NUESTRO/ HIJO/A LA ESTÁ PASANDO?
CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES

Buscan independencia: evitan que los papás vayan detrás de ellos

Aparecen rabietas en cualquier momento

El “NO” pasa a ser su respuesta favorita

Protestan casi por todo

¿CUÁNTO DURA? ¿SUCEDE EN TODOS LOS NIÑOS?

Normalmente la crisis de los 2 años suele aparecer entre los 18 y 24 meses, y alargarse incluso hasta pasados los 3 años. En algunos niños apenas se detecta, quizás porque tengan comportamientos más lineales o sean más calmados; sin embargo, en otros niños aparece de manera muy aguda.

CÓMO ACOMPAÑARLOS EN MOMENTOS DE RABIETAS

Crea hábitos y rutinas

Partiendo de la flexibilidad, los niños requieren de rutinas y hábitos que les harán sentir seguros. El hecho de adquirir ciertos y saber qué tienen que hacer en cada momento les aporta tranquilidad. Gracias a las rutinas desarrollan habilidades.

Dale mucho amor y cariño especialmente en estos momentos

Preocúpate y trata de crear un vínculo aun mayor con él, construye una relación sana de confianza.

Establece normas y límites firmes pero de forma respetuosa

Importante establecer normas simples y claras; normas que sean capaces de cumplir y ponerlas en práctica. Trata de encontrar el equilibrio entre la permisividad y la prohibición extrema o innecesaria. Antes de “prohibir” reflexionemos sobre si tiene sentido ese límite que estamos poniendo, o si simplemente se trata de un deseo nuestro porque nos supone mayor “comodidad”.

Introduce la educación emocional

Ten paciencia y sobre todo empatía

Todo nos resultará más sencillo si en primer lugar asimilamos que esta crisis como cualquier crisis madurativa forma parte de desarrollo correcto del niño.

Dedícale más tiempo de calidad siempre que te resulte posible

En ocasiones resulta complicado atenderles todo el tiempo que ellos desean o necesitan; es por ello, por lo que debemos procurar que el tiempo que compartamos con ellos sea de calidad; que dejemos de lado aquello que no es imprescindible y les regalemos momentos juntos, llenando sus cabecitas de recuerdos maravillosos ricos en amor.

Evita SIEMPRE la violencia

Mantén la calma. Hay momentos difíciles pero perder los nervios no ayuda, sino todo lo contrario.

¿QUÉ NO DEBEMOS HACER?

NO PERDER LOS NERVIOS

NO GRITARLE

NO CEDER A DARLE TODO LO QUE QUIERE

NO DECIRLE QUE ES MALO

NO CHANTAJEAR

NO IGNORARLE

Según nuestra forma de actuar frente a un “pequeño conflicto” que se le presente a nuestro hijo/a podemos llegar a evitar que desencadene en una rabieta. Esto no significa que le dejemos hacer aquello que él/ella desee, pero sí plantearnos qué tipos de límites le estamos poniendo.

Si como padres intervenimos de forma respetuosa ante una rabieta, lograremos se resuelva antes el “drama” sin herir sus sentimientos.
No es un camino fácil, pero tratando de educarles desde una crianza respetuosa, seguro vamos por el camino adecuado. ¡Ánimo papis y mamis!